Las células madre adultas se encuentran en nuestros tejidos para poder regenerar las células que mueren por la propia renovación del tejido o como consecuencia de una lesión. Seguramente por ese motivo estos progenitores se han identificado y estudiado en más detalle en tejidos en los que la capacidad proliferativa y regenerativa es elevada, como serían el intestino o la piel. Por el contrario, en tejidos con baja capacidad proliferativa y regenerativa, como el páncreas, la existencia de estos progenitores no está clara y es un tema controvertido.
Biomedicina (BME)
Los estudios de mi tesis doctoral, realizados en un laboratorio de nueva creación dirigido por el Dr. Andrés Hidalgo en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), se centraron en entender cómo los neutrófilos (células mieloides de nuestro sistema inmunitario innato) envejecen en circulación y cómo su eliminación es responsable del tráfico de células madre al torrente sanguíneo. Estos resultados se publicaron en la revista científica Cell en 2013.
Con el envejecimiento de la población mundial, la investigación biomédica sobre la fragilidad ha crecido sustancialmente. La fragilidad es un síndrome geriátrico que pone al adulto mayor en riesgo de discapacidad, hospitalización y muerte. Retrasarla o incluso revertirla es clave para un envejecimiento saludable.
El sistema sanguíneo o hematopoyético se renueva durante toda nuestra vida gracias a unas células troncales o células madre, que se encargan de producir las células que necesitamos para mantener los tejidos sanos. Estas células madre se producen únicamente durante la vida embrionaria a partir de otras células (endoteliales) y después de esta etapa, tienen la capacidad de autorrenovarse, pero ya no se pueden producir.