Las deducciones del famoso detective Sherlock Holmes (¡Elemental mi querido Watson!) se basaban en el análisis de restos materiales cuyos resultados se procesaban en el privilegiado cerebro del personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle. En la popular serie CSI, el ingenio de los investigadores se ve reforzado por la aplicación de analíticas punteras y potentes cálculos digitales. La investigación arqueológica y la criminalística tienen muchos puntos en común, pues en ambas ciencias se busca reconstruir las acciones humanas a partir de los restos materiales que dichas acciones dejaron. Los nuevos métodos de análisis y las herramientas digitales también están revolucionando la ciencia arqueológica.

El estudio del desgaste por uso en los útiles prehistóricos es una fuente de información sobre las técnicas de trabajo en la Prehistoria. A la vez, el análisis del desgaste en dientes ofrece datos sobre la dieta de animales y humanos. Para este estudio del desgaste se comparan las características de los desgastes observados en útiles y dientes arqueológicos con los presentes en colecciones experimentales, que sirven de material de referencia en la identificación. Así, los desgastes en dientes de los miembros más antiguos de la gran familia de los homininos, como los australopitecos o los parántropos, se comparan con primates actuales de alimentación conocida. Para momentos más avanzados de la Prehistoria, elegimos referenciales entre poblaciones de cazadores-recolectores o agricultores y ganaderos. Conseguir un referencial para identificar el uso de instrumentos prehistóricos es más sencillo, pues se pueden reproducir experimentalmente y estudiar el desgaste que los diferentes usos generan.



Durante décadas, los desgastes se han estudiado con técnicas cualitativas o semi-cuantitativas, basadas en el conocimiento experto del analista. En los últimos años, el desarrollo de técnicas de microscopía 3D ha permitido medir con alta precisión las texturas de los desgastes. Ello abre la puerta a desarrollar protocolos de análisis automáticos en los que, mediante herramientas digitales, se identifique de manera rápida y precisa el uso de útiles y las variaciones en la dieta. En este proyecto, gracias al escaneo 3D con microscopía confocal de importantes colecciones de dientes y de instrumentos experimentales y al tratamiento estadístico avanzado de los resultados, conseguiremos disponer de los algoritmos que relacionen las características texturales del desgaste con los factores que los generaron. Este es el primer paso hacia la elaboración de un software que permitirá a los arqueólogos disponer de un método de análisis preciso, universal y mejorable para conocer qué se masticó y cómo se trabajó en el pasado.



El impacto de este proyecto en la ciencia arqueológica será doble. Por una parte, se implementará una técnica que permitirá desarrollar bibliotecas 3D de desgastes, que será de acceso libre, lo que contribuirá al intercambio de informaciones y a la democratización de esta parte de la ciencia arqueológica. De otra parte, al disponer de una herramienta precisa y objetiva de identificación de los factores que generaron los desgastes, nuestro conocimiento del pasado será mucho más detallado. La Arqueología siempre seguirá siendo una ciencia imbuida de un halo romántico, pero las tecnologías punteras permitirán que podamos deducir como Sherlock incluso sin disponer de su mente privilegiada. ¡Elemental, queridos colegas!

Juan José Ibáñez Estévez es Investigador Científico en el Grupo de Arqueología de las Dinámicas Sociales, de la Institución Milá y Fontanals del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Es especialista en el estudio de la función del utillaje prehistórico. Ha dirigido diversas excavaciones arqueológicas en Próximo Oriente (Siria, Líbano y Jordania) para conocer los orígenes de las primeras sociedades sedentarias de agricultores y ganaderos. Ha desarrollado diversos estudios sobre el uso de la microscopía confocal en Arqueología.