Mente, lenguaje y pensamiento (MLP)
El habla interna es un fenómeno mental que se describe normalmente como la ‘voz interior’ en nuestra cabeza. Aunque hay bastante variabilidad entre la población, se estima que ocurre alrededor del 25% del tiempo que estamos en vigilia. Tradicionalmente en filosofía y en psicología se ha relacionado el habla interna con la experiencia de pensar: se acostumbra a asumir que pensamos en palabras más o menos organizadas en forma de discurso interno.
La detección de las dificultades de compresión del lenguaje que puede presentar un menor es uno de los grandes retos y más complejos de la investigación lingüística. Los diferentes factores que intervienen en la comunicación, como las capacidades cognitivas y lingüísticas individuales de cada niño o niña o las habilidades interpersonales, entre muchas otras, dificultan tanto el diagnóstico como la puesta en marcha de las intervenciones específicas que contribuyan a mejorar la comprensión del lenguaje.
Para muchas personas que no están familiarizadas con el área de la adquisición y enseñanza de segundas lenguas/lenguas extranjeras, el aprendizaje de un idioma es equivalente al aprendizaje de la gramática. Quizás esa haya sido su experiencia en el aula de lengua extranjera, mayoritariamente el inglés en nuestro país y en la mayor parte de Europa.
Ser bilingüe aporta una serie de ventajas a lo largo de la vida. Además de facilitarnos aprender una lengua nueva, los beneficios derivados del bilingüismo se observan también en otras habilidades. Por ejemplo, los hablantes bilingües superan a los monolingües en tareas que requieren que ignoremos información conflictiva, o que reubiquemos nuestra atención tras un cambio de contexto. En este tipo de tareas empleamos el llamado “control ejecutivo”, que es el conjunto de procesos que nos permiten controlar nuestra conducta y alcanzar objetivos.
En democracia, nuestros adversarios no son nuestros enemigos. De esto parecen seguirse dos ideas importantes: que la deliberación, hablar con otros, es esencial y que tenemos que incluir el mayor número de puntos de vista posible, especialmente los de quienes sufren discriminación. Sin embargo, ¿es discutir con quienes no piensan como nosotros la mejor forma de tomar buenas decisiones? Existen numerosos estudios que muestran que el desacuerdo fomenta el enfrentamiento, la polarización.