Las consecuencias de la pandemia del COVID-19 sobre la economía y la salud de las personas están siendo enormes. Este equipo de investigación ha trabajado sobre las consecuencias psicosociales de la crisis económica del 2008. Así, han encontrado que, cuanto mayores eran los efectos sobre la persona de la crisis económica, menor era su confianza generalizada y mayor su confianza interpersonal y endogrupal, y peor era su salud mental debido a la incertidumbre personal. También se dedujo que una mayor preocupación empática llevaba a realizar conductas prosociales, y que las personas más afectadas por la crisis tenían una visión del mundo como un lugar peligroso, lo que les llevaba a aceptar la ideología autoritaria y la aceptación de líderes autoritarios.
En este proyecto de investigación, financiado por la AEI, los investigadores/as van a continuar esta línea centrándose en la pandemia del COVID-19. ¿Qué consecuencias tiene sobre la psicología de las personas el hecho de que hayan visto afectadas, o amenazadas, su salud y su situación económica como consecuencia del COVID-19? Las consecuencias son muchas, pero en este proyecto se centraron en tres de ellas:
1) En primer lugar, parece claro que, entre las consecuencias psicológicas más marcadas del COVID-19,se encuentra el empeoramiento del bienestar psicológico de las personas. ¿Cuáles son los mecanismos que explican el impacto de la pandemia en dicho bienestar? ¿Por qué ha impactado de una forma tan aguda sobre el bienestar de las personas y sobre su salud subjetiva?
2) En segundo lugar, crisis como la pandemia del COVID-19 pueden incrementar la solidaridad y la conducta de ayuda entre la gente, pero también pueden aumentar las conductas egoístas, como ocurrió con el acaparamiento de víveres al inicio de la pandemia. ¿De qué depende que se den unos resultados u otros? También se preguntaron qué variables psicológicas pueden explicar las diferentes formas de ayuda que se dan en la sociedad, como la ayuda individual, la participación en diferentes asociaciones o el apoyo a medidas redistributivas como el ingreso mínimo vital.
3) En tercer lugar, cuando la gente se siente amenazada, aumenta su visión del mundo como un lugar peligroso. Las investigaciones han mostrado que, si se dan ciertas condiciones, eso puede incrementar la confianza en líderes autoritarios, que prometen soluciones rápidas y simples a los problemas. Por otra parte, padecer las consecuencias de la crisis puede influir sobre diferentes formas de participación política, algunas más tradicionales (por ejemplo, votar) y otras más alternativas, como participar en acciones colectivas que buscan el cambio social (como acudir a manifestaciones o encierros).
En este proyecto, los investigadores han analizado algunos de los mecanismos psicológicos a través de los cuales las amenazas que conlleva la pandemia del COVID-19 influyen en el bienestar psicológico de las personas y en las conductas solidarias y políticas que mencionábamos anteriormente. Los principales mecanismos analizados son:
1) Procesos cognitivos. Las interpretaciones que hacemos sobre los sucesos negativos en la vida y sobre las situaciones dramáticas que viven muchas personas en la sociedad (por ejemplo, pensar en por qué hay personas en situación de pobreza) influyen en nuestras reacciones ante tales sucesos. Así pues, se presta especial atención a una de las peores formas de prejuicio, la deshumanización, esto es, la tendencia a percibir a otras personas, generalmente pertenecientes a los grupos a los que no pertenecemos, como menos humanas. Este proceso ha mostrado ser un potente mecanismo justificador de las situaciones de pobreza y marginalidad.
2) Procesos emocionales. Las emociones que las personas experimentan ante situaciones de amenaza pueden influir en las consecuencias que estas situaciones tienen. En este sentido, no es lo mismo experimentar ira que compasión ante las situaciones de pobreza. De forma parecida, ante la pandemia, puede tener consecuencias diferentes experimentar emociones como el miedo, la ira o la angustia.
3) Procesos motivacionales. Los efectos negativos de la pandemia sobre el bienestar psicológico dependen de si las personas sienten un menor control sobre su vida, de si su autoestima disminuye o de si pierden la confianza en otras personas como consecuencia de vivir en una situación de incertidumbre y amenaza. Los investigadores/as consideraron el poder motivacional de las ideologías, analizando si la adhesión a liderazgos autoritarios como consecuencia de la pandemia, o la defensa de medidas que pretenden disminuir la desigualdad económica como el Ingreso Mínimo Vital, se ven moduladas por la ideología política (izquierdas-derechas) de las personas, su creencia de que el mundo es un lugar peligroso, o por la asunción de la ideología que defiende que el mundo está bien como está y que las diferencias entre los distintos grupos de la sociedad son justas y legítimas (justificación del sistema).
Los resultados de las investigaciones que se están realizando dentro del proyecto están permitiendo conocer la importancia que tienen ciertos procesos psicológicos a la hora de considerar los efectos que sucesos macrosociales, complejos, y de gran impacto, como la pandemia del COVID-19, tienen sobre algunos comportamientos de las personas. Nuestra psicología desempeña un importante papel, pues no todos reaccionamos de la misma manera ante los mismos acontecimientos.
Estos resultados, asimismo, podrán ser utilizados por agencias, colectivos e instituciones, tanto oficiales como ciudadanas, para diseñar campañas que generen apoyo a medidas políticas sociales en favor de los colectivos más vulnerables a la crisis, mejorando así los niveles de bienestar psicológico y social de las personas.
Miguel Carlos Moya Morales es catedrático en la Universidad de Granada, donde comenzó a impartir docencia en el año 1984. Ha realizado estancias de investigación en las universidades de Canterbury (UK), UCLA (EEUU) y Princeton (EEUU). En el año 2017, la European Association of Social Psychology le concedió el “Jean-Paul Codol Award” por su contribución al avance de la Psicología Social en Europa, y en el año 2021, la Association for Psychological Science le otorgó el “Mentor Award”, que reconoce a quienes han influido en el desarrollo de la Psicología fomentando la carrera de estudiantes y colegas. Ha dirigido 33 tesis doctorales, diferentes proyectos de investigación nacionales y autonómicos y más de 15 becas FPU/FPI. Ha colaborado con investigadores e investigadoras de gran prestigio internacional (Susan Fiske, Russell Spears, Vincent Yzerbyt, Naomi Ellemers, Manuela Barreto, Peter Glick, Gerd Bohner, entre otros).
Inmaculada Valor Segura es profesora titular del Departamento de Psicología Social y Experta en Criminología por la Universidad de Granada. Ha impartido docencia en las Universidades de Jaén, Málaga y Granada en diferentes titulaciones, así como en diferentes másteres. Ha codirigido seis tesis doctorales, diferentes proyectos de investigación nacionales (I+D+I) y locales (Universidad de Granada-Madoc) y ha realizado tres estancias de investigación en la Universidad de Ámsterdam. A lo largo de su carrera académica, su investigación se ha centrado, por un lado, en el estudio de factores psicosociales y emocionales que influyen en la legitimación de la violencia de género, y, por otro lado, en el estudio del impacto de realidades macrosociales (clase social y crisis económica) en variables cognitivas, emocionales y comportamentales.