El estudio, cofinanciado por la Agencia Estatal de Investigación mediante un proyecto de I+D de Generación de Conocimiento, fue iniciado hace catorce años por el equipo de investigación del yacimiento arqueológico neandertal de la Cueva Des-Cubierta de Pinilla del Valle, que lideran el arqueólogo Enrique Baquedano, el paleontólogo Juan Luis Arsuaga y el geólogo Alfredo Pérez-González, y cuyas conclusiones ha publicado la prestigiosa revista científica Nature Human Behaviour.
Todos los cráneos de este Santuario de caza, entre los que destacan los de bisontes (Bison priscus), de los uros (Bos primigenius), de ciervos (Cervuselaphus) y dos de rinocerontes de la especie Stephanorhinus hemitoechus, fueron preparados por los Neandertales siguiendo un mismo patrón: quitándoles la mandíbula y el maxilar superior, consumiendo los sesos, y dejando la parte del cráneo con los cuernos o astas a modo de trofeo de caza.
Además, según la investigación, esta misma actividad se mantuvo a lo largo de, al menos, varias generaciones, lo que introduce el concepto de tradición cultural que habría pasado de generación en generación. Junto a esos cráneos aparecieron utensilios líticos musterienses, típicos de los neandertales, asi como yunques y los percutores utilizados para fracturarlos.
Según los expertos, este comportamiento de los neandertales de hace algo más de 40.000 años no está relacionado con actividades de subsistencia sino más bien con otras que arrojan luz sobre aspectos bastante desconocidos para esta especie de hominino: sus capacidades simbólicas, hasta ahora solo atribuidas a nuestra especie.